Trata de imaginar que, -de un día para
otro-, tu vida cambie tanto tanto, que te veas obligado a huir desesperadamente
en tu país con tu familia porque vuestra vida está en serio peligro. Amenazas o
violencias directas, extorsión económica, coacciones, que quieran involucrar a
tus hijos en bandas violentas, guerra, violencia contra las mujeres, tortura,
ataques por la orientación sexual o por pensar políticamente diferente a quien
está en el poder...
Quizá, si a ti o a mí nos sucediera esto, pensaríamos en denunciar; aquí en España podríamos hacerlo sin impedimento; en otros países esto no está siendo posible tampoco.
Cuesta imaginarlo, ¿verdad? Seguramente porque estamos acostumbrados a vivir en una sociedad donde respiramos tranquilidad, en donde podemos salir a la calle sin peligro, donde podemos denunciar si algo ocurre, donde sentimos la seguridad.
Cuando una persona solicita Protección Internacional puede haber estado viviendo algunas de estas situaciones, incluso puede seguir sufriéndola intensamente en la distancia.
Ahora trata de imaginar desarraigarte de las cosas que haces cada día, de tu entorno, de tus costumbres, de tu familia, de tus amistades, de tus rutinas, de tus ocios, incluso de tu idioma, perder tu trabajo, tu casa y tus propiedades, tus ahorros, incluso el valor de tus diplomas... Que desaparezcan tus seguridades y empezar de cero.
Un cúmulo de emociones difíciles de digerir se agolpan en cada persona, que se ve abocada a la incertidumbre, tristeza, miedo, frustración, enfado, rabia, depresión... entre otras.
Si yo que nací en España, en ocasiones, siento difícil salir adelante, imagina cada una de las personas que además de luchar por cuestiones propias del ser migrante (administrativas, jurídicas...), deben luchar contra muchos más obstáculos internos (que no se ven a simple vista) y que necesitan de la capacidad de ir gestionándolos para recuperarse como persona.
Por eso, el sistema de Acogida de personas solicitantes de Protección Internacional, considera imprescindible la atención psicológica, para ir apoyando este gran proceso de aceptación y de adaptación, que favorezca una inclusión social plena.
A lo largo de este año, hemos acompañado psicológicamente a más de 35 personas en nuestros proyectos de Acogida y de Mujeres en Vulnerabilidad, con la organización de RED ACOGE y del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
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